La historia del mole poblano en el convento de Santa Rosa


El nombre surge a consecuencia de un error de pronunciación “el
aroma de dicho platillo lo perciben las demás monjas, les causa tentación y cuando encuentran a Sor Andrea en uno de los
metates, rompen el voto de silencio y exclaman: que bien mole el chile madre, a
lo que Sor Andrea responde, es muele el chile, no mole el chile, por Dios pero
gracias por darle el nombre a mi platillo, y así justamente nace el nombre del
mole poblano”
Una exquisita comida barroca, fusión de la gastronomía
indígena y colonial que les valió el reconocimiento del propio virrey, quien
dio órdenes precisas para premiar a las creadoras del mole y les mandaron a
forrar en azulejo de talavera poblana la cocina, desde piso,
paredes, arcos, hasta la bóveda.
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